domingo, 27 de marzo de 2011

La viruela

En el siglo XVIII, la esperanza de vida era de 30 ó 40 años.  Esto se debía a los factores puramente humanos, las guerras, y a los biológicos. En éstos últimos se reúnen el poco control y conocimiento del mundo que teníamos (la Humanidad puede excusarse alegando que era una neófita madurando en la vida) y las enfermedades provocadas por virus que no se podían prevenir, como la viruela.

La viruela era una enfermedad letal y efectiva, que parece que estuvo fastidiando y matando al Homo Sapiens desde el año 10.000 a.C. Por el siglo XVIII, se volvió en una auténtica molestia para nuestra especie. Había entonces dos clases de pensamientos: el que consideraba la viruela parte del plan de Dios, no pudiendo intervenir en su propagación, y los que opinaban que era un problema que debía resolverse o evitarse. Edward Jenner, nacido en 1749 e hijo de un reverendo, opinaba lo último.

Jenner recibió influencias que aumentaron aún más la atracción que desde pequeño sentía por la zoología y la medicina. Se hizo médico rural y, como tal, visitó muchas granjas y pueblos. Pronto, observó que gente que ordeñaba vacas y tenía mucho contacto con ellas, no enfermaba de viruela. Así que ese era el método de prevención: tener contacto con los bovinos. Surgía ahora la siguiente cuestión científica: ¿por qué?

Edward Jenner también la formuló e investigó para responderla. Se percató de que los inmunizados ante la viruela, su organismo, habían presentado en algún momento de su vida una manifestación muy leve (y no mortal) de ella (llamada viruela boba). Pero… mover a príncipes, ciudadanos, y a millones de gentes a los campos para que tocasen a vacas era poco práctico.

Por suerte, en aquel momento se conocía un método llamado inoculación, que consistía en transmitir por medios artificiales una enfermedad a una persona. Para obtener dicha enfermedad, se extrae sangre, pus… o una sustancia de un organismo infectado, mediante una aguja y una jeringa. Después, lo extraído se inyecta en un cuerpo sano, y, voilá, ya tenemos el método práctico que necesitaba Jenner.

Demostró la eficacia de este método en 1796, utilizando de conejillo de indias a un joven. No obstante, recibió fuertes críticas de científicos, especialmente de médicos. Sus críticos fueron convencidos cuando él vacunó a su hijo y, además, cuando, en el año 1805 aproximadamente, todas las tropas francesas fueron vacunadas.


Muy merecidamente reconocido y famoso, Jenner muere en 1823. 


Lo más sorprendente de esta enfermedad fue que, en 1977, se dio el último caso de ella, siendo considerada en 1980 como erradicada; es decir, la primera enfermedad que el ser humano ha logrado destruir, aniquilar, desaparecer...


Por último, decir que quedan aún unos frasquitos en un laboratorio que contienen el virus de la viruela. Es algo comprensible que se tengan, pues se sabe muy poco de ella, y es necesario investigarla, a pesar de las insistencias de algunos biólogos y, aún peor, del aprovechamiento de los conspiranoicos para crear hipótesis.
http://es.wikipedia.org/wiki/Viruela
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/03/21/biociencia/1300726183.html




Este post participa en el II Carnaval de Biología, cuyo blog anfitrión es “La Muerte de un Ácaro” de @SergioEFE

miércoles, 9 de marzo de 2011

Opinión de un politeísta I


Mi religión es politeísta, cree en la existencia de varios Dioses. Es muy antigua, posee millones de seguidores y ha permitido que el ser humano tenga una moral y sea salvado. Ayuda a los pobres, hace misiones en África en las que, entre otras cosas, les anuncia que irán al infierno si no tienen fe, y ellos, por voluntad propia, se dan cuenta de la Verdad.

Los científicos ateos son nuestros enemigos acérrimos. Son inmorales, y si no, véase lo que pasó en la antigua Grecia. Un auge del conocimiento, pero una total decadencia de la moral. Esta situación es la que pasa ahora. Son soberbios, y homosexuales la mayoría. Han propagado el SIDA por todo el mundo para que haya preservativos y se mine la confianza en no sólo mi religión, sino en todas.
Por el contrario, los científicos creyentes son buenos, y tienen una gran relevancia en la Ciencia:  Einstein, Newton, Aristóteles, Darwin (porque Darwin en el  lecho de su muerte dijo que creía ciegamente y que su teoría era mentira… está documentado, me lo dijo un amigo historiador), etc.

Pondré 2 argumentos a favor que ningún ateo, hasta el momento, ha podido rebatirme:

a) –Todo tiene una causa. El Universo forma parte del todo, ergo, tiene una causa.
-El Universo es muy complejo y contradictorio, ergo, debe haber sido causado por varios dioses.
-Hay algo que debe ser la primera causa. Ese algo son los dioses.

Los malvados escépticos científicos protestan ante este perfecto razonamiento. Gritan que el Universo puede no tener causa, o ser la primera causa. Pero no se lo creen ni ellos, o si no, no estarían investigando el origen de nada.

b) Sin Dioses, no habría justicia objetiva ni moral objetiva. ¿Es eso posible? No.


Normalmente, los malvados e insufribles ateos dicen que un Dios benevolente y misericordioso es contradictorio, e imposible de existir, pues permite el mal. Estoy de acuerdo con ellos. Por esa razón, el monoteísmo no es verdadero, y el politeísmo sí: existen varios Dioses, uno exclusivamente misericordioso, otro benevolente, otro malvado…
También dicen esos canallas inmorales que la evolución explica bien el origen de la vida. Es mentira. No hay evidencias. En Estados Unidos, ya se percatan de ello.


Quisiera terminar esta entrada hablándoles a los monoteístas primero: estáis cerca de la verdad. Sois escépticos con la Ciencia, ahora sedlo con vuestra religión… no os condenéis al infierno. Quizá llevéis una vida muy buena, pero para los dioses, lo más importante es que creáis en ellos. Así que, por vuestro bien, os recomiendo que os unáis a mi religión. Sed inteligentes.

Y a los ateos: os han lavado el cerebro desde pequeños. Os han vuelto intolerantes, inmorales y malvados, pero leyendo mi entrada podréis salvaros. Sed politeístas. Sed inteligentes. 


Entrada dedicada a los fanáticos religiosos y a los retrógradas religiosos.


lunes, 7 de marzo de 2011

Colaborador en lavacaesferica

Desde hoy, soy colaborador en lavacaesferica, un estupendo blog de divulgación científica y curiosidades. Naturalmente, no dejaré Libertad Asintótica, que todavía está naciendo, ni creo que el ritmo de las entradas baje (básicamente, porque aún no hay ningún ritmo con el que comparar).

En fin, esto era lo que quería decir. Saludoss :)

sábado, 5 de marzo de 2011

El amor


Antes de hablar y dar datos sobre el amor humano, habría que decir qué es (o qué aparenta ser). Se puede definir de muchas maneras; como sinónimo de amistad, por ejemplo. En esta entrada me referiré a él como unos grandes deseos emocionales positivos y sexuales y una atracción irresistible hacia otra persona. Es un significado aplicable tanto al amor humano homosexual como al heterosexual, e inaplicable a seres no humanos, sean animales o deidades.

La biología nos dice que el amor es un medio para obtener un fin, que es la reproducción y la perpetuación de la especie.  Esta afirmación se puede poner en duda con los comportamientos homosexuales observados en diferentes animales; hay una hipótesis para estos comportamientos, que es que se hacen únicamente para aumentar los lazos afectivos dentro de una comunidad, siendo por tanto una manera más de amistad. Particularmente, apoyándome en pruebas, la considero errónea, pues muchas parejas de animales homosexuales, pingüinos por ejemplo, poseen una relación duradera, incluso eterna, que les lleva a rechazar copular con féminas de su especie.

La otra área científica interesante y primordial sobre el amor es la neurociencia. Nos dice que, en los humanos, se crea en el cerebro, mediante sustancias químicas que se liberan y nos producen una sensación parecida a la de las drogas (tanto en esto como en que crea adicción). También nos explica que tiene una duración limitada (no se sabe con certeza cuántos años, pero se estima que como máximo son unos 5 ó 6).  A partir de esto, podemos concluir que el amor es un impulso natural e inconsciente, independiente del raciocinio.

Los puntos de vista desde los que más se hablan del amor son el humanístico y el de la psicología. Sin entrar en complicaciones, diré que el primero lo define como uno de los muchos medios para obtener felicidad y bienestar. El segundo, tiene una curiosa e importante teoría, la teoría triangular del amor, que explica que está compuesto por tres elementos: la intimidad (que promueve el acercamiento, el vínculo y la conexión), la pasión (estado de intenso deseo de unión con el otro, expresión de deseos y necesidades) y la decisión y el compromiso  (decisión de amar a otra persona y compromiso por mantener ese amor).


Visto esto, puedo decir que el amor humano, tal como lo entendemos la mayoría en los países civilizados,  es una gran hipocresía, exaltada por la sociedad. Las pruebas y el razonamiento son los siguientes: los grandes deseos emocionales y la atracción hacia otra persona duran un tiempo limitado y tienden a volver a aparecer, pero hacia una persona diferente  (neurociencia); es decir, que la pasión de la teoría triangular desaparece inevitablemente, pasando el amor a ser lo que conocemos como amistad. La reaparición del amor hacia alguien diferente suele tener dos variantes: a) surgen los celos, que acaban destrozando el matrimonio o la pareja; o b) se reprime el sentimiento, manteniéndose la hipocresía e impidiendo que se alcance una mayor felicidad y bienestar (psicología).

No estoy de acuerdo totalmente en cómo se refiere la biología al amor (ya expliqué por qué), así que no la incluyo como apoyo o prueba de mi razonamiento. 


Fuentes